jueves, 1 de febrero de 2007

Por: Rafael Escalante López


Estamos iniciando una serie de apreciaciones sobre el futuro de los mexicanos. Estas anotaciones las haremos en varias entregas, aunque no necesariamente continuas, debido a lo extenso del tema y de la necesidad de hacerlo comprensible para nuestros lectores.

Estas reflexiones acerca del pueblo mexicano hacen abstracción de muchas circunstancias específicas que deberían incluirse en un estudio de mayor alcance. Sin embargo, tratamos de mostrar aspectos que se están integrando a la historia de México y que están poniendo a prueba la reciedumbre y la voluntad de los mexicanos.

Con todo, si no somos capaces de dar y adaptar soluciones contundentes a los ingentes problemas del país impondremos grandes cargas a las generaciones futuras. Nosotros y nuestros hijos somos razón suficiente para aspirar a un mejor país y a mejores niveles de vida. Pero también es sustentable el repudio a las políticas fondistas imperiales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la oposición a la entrega del país.
Tenemos que crear una opción para no seguir siendo esclavos de la banca internacional, de los monopolios extranjeros y del gobierno de los Estados Unidos (lo que no significa que no sea posible vivir en armonía y con dignidad con Estados Unidos, al fin y al cabo, los estadounidenses son vecinos y nuestro destino está ligado, de alguna manera, aunque no queramos, al de ellos). Recordemos que no hacer nada es mucho peor que hacer algo. También hay que evocar que nuestro país no ha sido resultado nadamás de reflexiones.
La desesperación nos puede conducir a actitudes inéditas. No olvidemos que las guerras y la sangre nos han moldeado como nación. En el marco de esta aspiración, las presentes notas procuran realizar una contribución al planteamiento del problema y a la discusión de sus principales implicaciones. Quizá algunos aspectos sean muy obvios y parezca insustancial recordarlos, pero que como nación no debemos olvidar. ¡Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetir los mismos errores! Debemos aprender de nuestros yerros para avanzar y construir una gran potencia.
En todo caso, el mérito nuestro está en la tentativa de presentar estos temas de una manera que pretende ser, sin detrimento de su seriedad, asimilable. Por lo demás, esperamos que, si entre los preceptos aquí presentados se desliza alguno que no convenga al modo de ser de los lectores, a lo menos les servirá de provechoso ejemplo.

Hoy más que nunca, ante la depredación de las riquezas del país por los monopolios extranjeros, se hace necesarísimo comprender nuestra cosmogonía, el conocimiento de nuestro origen, y analizar el presente para delinear el porvenir, considerando que los hombres son los arquitectos de su propio destino. En primer lugar, se impone como tarea esencial estudiar el desarrollo del capitalismo en México, para descubrir y percibir la o las tendencia(s) histórica(s) de nuestro pueblo. En segundo término, es básico detectar quienes serían la fuerza motora del cambio y resguardo de la patria, para proyectar ¿qué hacer? concretamente para salvar a nuestro pueblo de la devastación imperial.
Asimismo, hay que evaluar el desarrollo histórico del capitalismo mexicano, valorar el supercapitalismo monopolista contemporáneo en el país, para diseñar estrategias y condiciones que nos conduzcan a un futuro más promisorio. Por último, es conveniente que vayamos bosquejando el nuevo Estado y el proyecto futuro de nación que queremos. El instrumento del aparato estatal mexicano debe servir para defendernos de la depredación imperial, para crear mejores condiciones de vida y una sociedad más justa para todos los mexicanos.

Las tradiciones de las generaciones actuales oprimen como una pesadilla el cerebro de los mexicanos vivos. La vida actual de los mexicanos oscila entre la influencia del modelo de vida estadounidense, su impuesta filiación hispánica y sus inevitables propias raíces mexicas. El conjunto de ideas, ritos códigos sociales, creencias y formas de expresión que caracterizan a los mexicanos es una summa sincrética.

La cultura nos modela como individuos. A pesar de la destrucción que han impulsado nuestros enemigos, la convicción ancestral de libertad y dominio sobre los demás, es tan poderosa en nosotros, que la esperanza Mex ha estado siempre en el sustrato del molde que ha configurado la personalidad como mexicanos. El soporte del futuro nuestro es que la cultura actual industrial o de masas, no pierda lo esencial del ser mexicano, sino al contrario lo enaltezca.
Aunque la finalidad y la conceptualización de la cultura ha variado a lo largo de la historia de la humanidad, la cultura se puede convertir en negocio rentable que genere divisas para el país y la política cultural debería estar encausada hacia nuestra participación en relación con la armonía con la naturaleza. Nuestra cultura muestra una clara relación con el entorno natural. Los atractivos naturales, la tradición histórica y cultural, y su ubicación geográfica hacen que México cuente con un gran potencial. Para conocer el comportamiento y las potencialidades de los mexicanos, es necesario estar al tanto del conjunto de objetos materiales, seres vivos y condiciones físicas, químicas, climáticas que nos rodean e influyen en nosotros. Sin base material no hay expresión cultural…